lunes, 25 de febrero de 2008

SIMONE DE BEAUVOIR: El Segundo Sexo (1949)

BEAUVOIR, Simone de (1949), Le Deuxième Sexe, Gallimard-Folio, 1986.
Este año conocerá la celebración del centenario del nacimiento de esta gran pensadora francesa, adalid de la emancipación femenina e instigadora del feminismo "ilustrado" y "universalista" –que es como se le conoce en los círculos del pensamiento feminista actuales (en oposición a, por ejemplo, esencialista, lesbiano, ecofeminismo y otros).
"Una no nace mujer: se convierte" (on ne naît pas femme, on le devient). Esta célebre máxima del Castor (así la llamaban en su círculo de intelectuales izquierdistas, Sartre, Camus, Leiris y su compañero Claude Lantzmann, el del filme Shoah) lleva tras de sí una densísima y larga elaboración que viene a afirmar que las diferencias de género son meros constructos socioculturales. Aunque a veces caiga en la trampa del esencialismo, Beauvoir echa una reposada mirada a la historia, a los tópicos y a las convicciones sociales para desmontar toda la estrategia de sometimiento que han sufrido las mujeres desde la noche de los tiempos.
Si los géneros sólo son útiles en vista de la reproducción, ¿por qué nuestra sociedad sigue considerándolos válidos? ¿Acaso en nuestros días, cuando las máquinas han hecho innecesario el uso de la fuerza bruta masculina y los servicios han invadido los sectores productivos, la división de roles en el trabajo sigue siendo útil y/o necesaria? Mujeres y hombres son iguales, en este nuevo marco que es el de la contemporaneidad, puesto que sus capacidades también lo son. La compartimentación parece ser el fruto de la sempiterna moral familiar, de corte conservador, presente y actuante incluso cuando la contracepción lidera la inmensa mayoría de los encuentros heterosexuales.
Aunque con el tiempo (en unas declaraciones a Alice Schwarzer en 1986), Beauvoir revisara la ingenuidad de algunas de las afirmaciones vertidas en 1949, en El Segundo Sexo la escritora veía en el socialismo la única posibilidad para que las diferencias de género se resuelvan. Eran, desde luego, otros tiempos, en los que Europa se debatía entre la influencia ultracapitalista de los Estados Unidos (a quien el Viejo Mundo parecía deberles su liberación de la invasión alemana) y la comunista de la URSS. Precisamente, en una novela posterior a este gran ensayo (Les Mandarins), Beauvoir narraría cómo su grupo de amigos escritores rompería progresivamente con el bloque soviético ante la publicidad que se dio a los campos de concentración, corrección y exterminio existentes en Siberia. Ello provocaría la ruptura y separación de, sobre todo, Sartre, del PCF, partido que fuera el que liderara la Resistencia y la reconstrucción civiles democráticas en los últimos años de la Guerra Mundial y primeros de la Liberación.
Siempre es momento, desde luego, para revisar y estudiar con atención este hito del pensamiento igualitario de todos los tiempos. Este post es una invitación a ello.

DRISS CHRAÏBI: Le Passé simple (1954)

CHRAÏBI, Driss (1954), Le Passé simple, Denoël-Folio, París, 1986.

Impactante obra del marroquí Chraïbi, uno de los grandes nombres de la literatura magrebí de expresión francesa, Le Passé simple es una agria novela de iniciación: a la rabia, al desapego, a la escapada, a la puesta en tela de juicio de los valores eternos de la sociedad marroquí de mediados de los 50 (la obra fue editada en 1954 como una bomba).
El joven Driss (no sabemos si sosias del autor), educado en la civilización y la lengua francesas, es hijo de un rico comerciante en tes de Casablanca. Progresivamente enfadado con la hipocresía visible de los que hacen de la fe un modo de promoción social, renuncia en primer lugar a todos los preceptos de la ley musulmana; renuncia, en segundo, a su familia viendo como esta se somete sin discusión a los dictados del todopoderoso padre; se enfrenta a su progenitor y termina por robarle sus posesiones y repartirlas entre sus compinches. Un viaje a Fes y la muerte de dos seres cercanos provocan la huida de Driss, quien vuelve a la casa del padre tras haberse gastado el botín del robo con todas las trabajadoras de un burdel. Con la reconciliación con el patriarca de la familia, Driss consigue que le financie su viaje a París, donde aumentar su formación y su separación de una sociedad de la que echa pestes.
Agresivo, denso, hipnótico por momentos, este Pasado simple (o Pretérito indefinido, pues el título se refiere también a este tiempo verbal, ya en desuso y verdadero escollo de la gramática francesa –de ahí que el título alimente una significación múltiple: la dificultad de la cultura francesa, la simpleza de la sociedad musulmana, o que se trate de relatar el pasado, simplemente) es un tesoro de erudición y de vocabulario, pues en él el lector encontrará innumerables expresiones de origen magrebí que han pasado a la lengua de Voltaire. Ello dificulta una lectura sosegada y tranquila. Pero no creo que Sidi Chraïbi buscara seducir al lectocon vacuos encandilamientos, sino fastidiarle, atizarle y sacudirle. Más dramática aún que esta es la novela Les Boucs (los chivos), sin traducción al castellano por mí conocida, y que narra las enormes vicisitudes de unos magrebíes en París: parias, mendigos, buscavidas, sus personajes sufren no sólo hambre e ignominia, sino el autodesprecio más acerado.

lunes, 11 de febrero de 2008

Las Consecuencias perversas de la modernidad

BERIAIN, Josetxo (comp.), Las Consecuencias perversas de la modernidad, trad. de Celso Sánchez Capdequí, Antrhopos, Barcelona, 1996.
Colección de extractos sobre la modernidad de algunos de los más conspicuos sociólogos europeos actuales: Anthony Giddens, de quien se editan extractos retraducidos de Modernidad e identidad del yo (ya reseñado en este blog); Zygmunt Bauman, profesor en Leeds y autor de, por ejemplo, Amor líquido; Niklas Luhmann, profe en la universidad alemana de Bielefeld; y Ulrich Beck, alemán también, autor de la famosa La Sociedad del riesgo.
Un largo prólogo del profesor de la uni de Navarra Josetxo Beriain presenta de manera un tanto cargante la colección.